¿Qué son los humedales?
La Convención sobre los Humedales -Convención Ramsar-, define en 1971 a los humedales como las extensiones de marismas, pantanos y turberas o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanente o temporario, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas; incluyendo las extensiones de aguas marinas cuya profundidad en marea baja no exceda los seis metros. La República Argentina es parte contratante de la Convención de Ramsar, la cual está incorporada a nuestro marco normativo mediante la Ley Nacional 23.919.
En el marco del inventario nacional de humedales (INH), de manera operativa y en base a los avances de la comunidad científica internacional, se define como humedal a:
“Un ambiente en el cual la presencia temporaria o permanente de agua superficial o subsuperficial causa flujos biogeoquímicos propios y diferentes a los ambientes terrestres y acuáticos. Rasgos distintivos son la presencia de biota adaptada a estas condiciones, comúnmente plantas hidrófitas, y/o suelos hídricos o sustratos con rasgos de hidromorfismo” (Taller “Hacia un Inventario Nacional de Humedales” organizado por el MAyDS el 14 y 15 de septiembre de 2016).
Los humedales se emplazan en los paisajes, según existan condiciones de las formas del relieve que determinen la presencia temporaria o permanente de agua superficial o subsuperficial, que es la característica insoslayable en estos ambientes y que condiciona de manera fundamental la biodiversidad y los procesos ecológicos que en ellos ocurren así como los usos y la valoración que las sociedades humanas pudieran hacer sobre los beneficios que brindan. Es por esto que se plantea que las características hidrogeomóficas del paisaje condicionan las condiciones ecológicas (biodiversidad, estructura y funcionamiento) de los humedales y sobre las contribuciones que brindan a las sociedades humanas (https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/documento_marco_inh_final.pdf).
En Argentina se identifica una gran diversidad de tipos de humedales que se sintetizan en 11 regiones que cubren la totalidad del territorio nacional incluyendo las islas del Atlántico Sur y el Sector Antártico (Figura). Algunas de estas regiones incluyen subregiones debido a su heterogeneidad interna. (https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/humedales-de-argentina_07032017_01.pdf).
Los tipos de humedales del país presentan diferentes funciones ecosistémicas (regulación hidrológica, climática y biogeoquímica, sostén de biodiversidad) que son valoradas por las sociedades humanas de manera particular según su conocimiento y experiencias.
Las funciones ecosistémicas son intrínsecas de los humedales y derivan de la estructura que tienen y de los procesos que en ellos ocurren.
Los humedales están sujetos a la valoración de las sociedades humanas por la percepción que ellas tienen de las contribuciones que su naturaleza les brinda. Las contribuciones de la naturaleza a las personas representan diferentes conceptos tales como los bienes y servicios de los ecosistemas y los dones de la naturaleza. La naturaleza y sus contribuciones para las personas son esenciales para la existencia humana y la calidad de vida (el bienestar humano, vivir en armonía con la naturaleza, vivir bien en equilibrio y armonía con la Madre Tierra y otros conceptos análogos) (IPBES 2019).
Estas contribuciones pueden ser “reguladoras”, entendiéndose como los aspectos funcionales y estructurales de los organismos y los ecosistemas que modifican las condiciones ambientales que experimentan las personas o mantienen o regulan la generación de contribuciones materiales e inmateriales. También pueden ser contribuciones “materiales” de la naturaleza a las personas; las mismas hacen referencia a las sustancias, los objetos u otros elementos materiales de la naturaleza que sostienen la existencia física de las personas y la infraestructura necesaria para el funcionamiento de una sociedad. A su vez, las contribuciones a las personas pueden ser también “inmateriales”, entendiéndose como la contribución de la naturaleza a la calidad de vida subjetiva o psicológica de las personas, tanto en forma individual como colectiva. Las entidades que proporcionan esas contribuciones intangibles pueden consumirse físicamente en el proceso (por ejemplo, los animales en actividades recreativas o rituales de pesca o caza) o no (por ejemplo, los árboles o los ecosistemas como fuentes de inspiración) (IPBES 2019).
La estabilización de la línea de costa o la disminución del poder erosivo son contribuciones reguladoras de la naturaleza hacia las personas, derivadas de funciones intrínsecas de los humedales como la desaceleración de los flujos de agua y su turbulencia. También lo son el mejoramiento de la calidad de agua debido a las funciones de retención de contaminantes y fijación y almacenaje de nutrientes. La provisión de forraje para alimentación de ganado o de proteínas para consumo humano o la provisión de productos farmacéuticos son solo algunos ejemplos de las contribuciones materiales a la vida de las personas que brindan las funciones ecológicas de los humedales.
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Fuente: Kandus P, P. Minotti, I. Fabricante y C. Ramonell. En: Benzaquen, L., D.E. Blanco, R. Bo, P. Kandus, G. Lingua, P. Minotti y R. Quintana. (editores). 2017. Regiones de Humedales de la Argentina. Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Fundación Humedales/Wetlands International, Universidad Nacional de San Martín y Universidad de Buenos Aires.